Para garantizar una educación eficaz en los niños, compaginada con diversión, cariño y felicidad, hay que establecer algunos límites y normas para que nuestros pequeños adquieran cierta disciplina y sean personas maduras el día de mañana. La clave está en implantar esos límites con coherencia y firmeza.

Descubre algunos consejos para ayudar a establecer límites con tus hijos

El hecho de no tener normas en casa puede conllevar comportamientos negativos en los niños tales como faltas de respeto, situaciones incómodas, actitudes pasivas, etc. Por ello aquí dibujamos algunas herramientas para fijar esos límites desde la empatía y el respeto para que los interioricen a una edad temprana.

Mostrar firmeza pero también tranquilidad

Los padres deben mostrarse contundentes a la hora de poner límites pero sin presentar enfado o una actitud negativa, ya que, en el momento de la alteración, la situación se vuelve más tensa y se pueden imponer castigos más severos que sean contraproducentes para lo que queremos enseñarles a los pequeños. Lo ideal es tomarse unos segundos de tranquilidad y enfrentarte a la situación ello con calma, ya que el niño comprenderá mejor lo que ha hecho mal si el ambiente está sosegado.

Desaprobar la actitud, no al pequeño

Lo erróneo es la conducta del niño, no el propio pequeño, y es importante que se lo hagamos saber cuando estemos hablando de lo ocurrido, ya que puede pensar que el problema es suyo y que todo lo que hace está mal. Podemos utilizar frases como “esto que has hecho no está bien” o “esto no es así”, no señalarle a él directamente como culpable.

Exponer la norma acentuando lo positivo

Los límites pueden expresarse de forma positiva y es una manera de que el niño responda mejor a esa regla y se mantenga una actitud sosegada en ambas partes. Por ejemplo, en vez de decir “no insultes a ese niño” se le puede explicar lo que es el respeto y el por que hay que aplicarlo a todas las personas.

Contar el por qué de esa norma

Hay que explicarles la razón de esa regla y por qué ha de acatarla, de esa manera entenderá qué es lo que está haciendo mal y se encontrará más dispuesto a hacer caso al progenitor una vez le de un motivo. De lo contrario, él no va a comprender por qué su comportamiento es erróneo y se incitará a sí mismo a continuar saltándose el límite.

Facilitar una alternativa

No hay que ceder en ningún momento porque entonces el niño no aprenderá nada de lo que le hemos dicho previamente, pero sí se pueden ofrecer otras opciones dependiendo de la situación o negociar con ellos, pues de esa manera aceptarán la norma de forma positiva y, a la vez, se sentirán compensados. Un ejemplo puede ser “no puedes jugar con el cuchillo para cortar la plastilina, puedes hacerte daño, mejor usa este de plástico”. 

Desde el gabinete psicopedagógico especializado de Logos Nursery School Guardería de Las Rozas de Madrid podemos aconsejarte a la hora de poner límites a tu hijo desde una crianza positiva.

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